jueves, 4 de diciembre de 2008

El picudo rojo

El Picudo Rojo, Rhynchophorus ferrugineus Olivier, es una especie originaria del sureste asiático, que se está dispersando  por otras zonas del mundo como consecuencia del comercio creciente de palmeras, cuando éstas proceden de lugares afectados y la vigilancia aduanera es deficiente o brilla por su ausencia. 

Están apareciendo brotes en distintos países, entre los que se encuentra España e Italia, aunque se sospecha de su presencia en la costa mediterránea de Francia y en Portugal, así como en Marruecos, Argelia y otros países del norte de África.

Es un gorgojo de la familia de los Curculiónidos, muy vistoso, con rostro alargado y curvado, de 2 a 5 cm de largo y 1,2 de ancho, de color marrón oxidado.

Las larvas no tienen patas y son de color amarillo marfil con la cabeza rojiza (5 centímetros en su máximo crecimiento) provista de poderosas mandíbulas.

Las hembras hacen las puesta en la corona de las palmeras. De los huevos salen las larvas, las cuales viven de 2 a 4 meses y pupa en un capullo realizado con fibras entrelazadas. Los adultos salen de ahí y siguen alimentándose del interior de la palmera.

Síntomas

La larva penetra por el capitel directamente al tronco, labrando galerías de hasta más de 1 metro de longitud.

Las galerías parten de la corona y se ramifican en el interior del tronco. Las hojas centrales amarillean y se marchitan, de forma que en pocas semanas, la práctica totalidad de la corona se ve afectada originando la muerte de la palmera. Si las galerías dañan la yema apical, la palmera muere. Los síntomas se manifiestan con retorcimientos de las hojas más externas sobre el nervio central que adquieren un color pajizo o se caen.

Los daños causados por las larvas son visibles muy tarde, y cuando los primeros síntomas de infestación aparecen, son tan graves que resultan generalmente en la muerte de la palmera.
En la actualidad este alienígena come palmeras ya se encuentra en Cartagena como bien podréis comprobar en el siguiente artículo de La Verdad:



Un saludo al amigo Pascual que sufrió en sus carnes el ataque de este bichejo sinvergüenza y que ha ofrecido algunas de las  fotos para este post. Espectaculares, si señor.

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